miércoles, 14 de enero de 2015

BARROCO QUITEÑO

UNIVERSIDAD TECNOLOGICA EQUINOCCIAL
FACULTAD DE ARQUITECTURA ARTES Y DISEÑO
HISTORIA DEL ARTE II
Nombre : Michael Garcia
Curso: Segundo Nivel
Msc Sabina Paredes
tema: Escuela Quiteña


Iglesia y convento Santo Domingo







La Iglesia y Convento de Santo Domingo se localizan en el centro histórico de Quito, en las calles Simón Bolívar y Guayaquil.



Al frente se encuentra una plazoleta con el monumento a Manuel Carrión Pinzano, célebre lojano, autor del movimiento Federalista Lojano en el año 1.853 y en su corazón la estatua de Antonio José de Sucre.
La valiosa obra de Santo Domingo fue construida por los dominicanos a partir de 1580, bajo la dirección del Arquitecto Francisco Becerra y culminó a principios del siglo XVII. Esta edificación posee un museo repleto de obras extraordinarias en las que se destacan las pinturas alusivas a los mártires de la orden de Santo Domingo. Además las piezas de arte como la Virgen de Legarda, elaborada por el escultor Bernardo Legarda, dan muestra del reconocible trabajo de artistas de la Escuela de Quito.
Sus atractivos constituyen un legado monumental que reflejan el nivel artístico de la época. En la iglesia se encuentra una admirable escultura de la Virgen del Rosario, la cual fue traída de Sevilla. En 1586 un habilísimo fraile esculpió y pintó obras importantes para la decoración de la iglesia y para el inventario de las importantes piezas del museo. Fue Pedro Bedón, a quien se le atribuye la fundación de la Escuela Quiteña de pintura. Dentro de sus obras, que aún se pueden apreciar, se encuentra el óleo de San Nicolás de Tolentino, el altorrelieve del Beato Reginaldo recibiendo su escapulario de dominico policromado en oro.

En el museo dominico se pueden admirar las obras de Diego Robles, autor de las imágenes de la Virgen de Guápulo y la del Quinche. Su altorrelieve de San Pío V y San Antonio de Florencia representan unos de sus más importantes trabajos para la iglesia de Santo Domingo. Igualmente, el museo se enriquece con fabulosas piezas de los grandes escultores quiteños, como el Santo Domingo de Guzmán del Padre Carlos, el San Juan de Dios de Caspicara, el Santo Tomás de Aquino de Bernardo Legarda.
El museo alberga relevantes expresiones artísticas de la devoción de la clase popular de Quito. Entre ellas se encuentra la Virgen de la Leche, virgen mestiza de rasgos pronunciados; la Virgen y San José aguardando el sueño del niño.
La iglesia de Santo Domingo y su monasterio representan una de las estructuras religiosas más importantes de Quito. Su historia está marcada de fortunas. Una de ellas inició en 1880 con la llegada de un grupo de sacerdotes italianos quienes iniciaron un proceso de modernización que incluyó cambios estéticos en el templo. Por un lado cambiaron su color, modificaron los retablos barrocos y sus temas pictóricos. Por el otro, sus reformas neoclásicas respondieron a una nueva idea cultural traída desde Europa.


Iglesia de la compañía de Jesús




La Iglesia de la Compañía de Jesús (Iglesia de la Compañía de Jesús, también conocida como La Compañía) es una iglesia jesuita situado en el centro histórico de Quito, Ecuador. Esta es una de las iglesias más famosas de la capital ecuatoriana, debido a su gran nave, ricamente decorado con pan de oro, yeso y tallado en madera, y fue el modelo de las iglesias de Jesús y San Ignacio en Roma. América Latina estilo barroco, el edificio cuenta con una nave con obvia influencia árabe y también presenta obras de artistas de la escuela de arte en Quito. Durante el período colonial, la estructura tenía una torre de altura considerable, pero se redujo como consecuencia de los terremotos de 1859 y 1868. Hoy en día, la Iglesia de la Compañía de Jesús es una de las obras más importantes de la arquitectura barroca en América del Sur y es una necesidad para cualquier persona que va en una visita a Quito.
Iglesia San Agustin 



Francisco Becerra, fue quien trazo los planos y saco los cimientos tanto de las iglesias como de los conventos (Santo Domingo y San Agustín). La obra de la iglesia debía llevarse a cabo en su totalidad, por lo cual, se requería de un arquitecto. Se firmo un contrato con un arquitecto llamado Juan de Corral para que se concluya la construcción de la iglesia.
Debido a unas clausulas de escritura, se resalta el estado de la iglesia en donde se hallaba un argumento en donde la iglesia no se podía llevar a cabo debido a la pobreza que tiene, y también porque no ha habido artífice que perfecciona la capilla mayor, que es lo más dificultoso de la obra; así mismo porque sus capillas se han dejado de hacer.




Colegio San Gabriel


En 1862 el entonces presidente Gabriel García Moreno trajo a los jesuitas de vuelta al Ecuador y les encargó el Colegio Nacional en Quito, en parte de las mismas instalaciones que ocupó el antiguo colegio jesuita San Luis durante los años de la Colonia, junto a la iglesia de La Compañía, en pleno centro del antiguo Quito. El colegio sería rebautizado como San Gabriel.


Por 40 años se mantuvo como colegio nacional, subsidiado por el Estado, hasta que los gobiernos liberales de finales del Siglo XIX le llevaron a convertirse en colegio privado; eso sí, continuaba regentado por los jesuitas.

Durante todo el Siglo XX el San Gabriel pasó por diferentes modos e intensidades de control estatal, pero continuó creciendo en número y en prestigio, sirviendo no solo a la ciudad de Quito sino a jóvenes de todo el Ecuador. 

En 1958 se mudó de local, pasando a las instalaciones actuales en la avenida América, en el norte de la ciudad. En los primeros años del presente siglo, se realizaron mejoras en ese edificio: aumentó el número de aulas, mejoraron los laboratorios y se edificó la piscina temperada cubierta, entre otras renovaciones.



Iglesia San Francisco de Quito
 

Antes del establecimiento de los franciscanos en Quito estuvieron de paso por el territorio ecuatoriano fray Marcos de Niza y fray Francisco de la cruz, quienes acompañaron a Pedro de Alvarado en el paso de la cordillera occidental de los Andes.
Los fundadores del convento de Quito, fray jodoco RICKIE Y FRAY Pedro Gocia, llegaron a Tumbes en la segunda mitad de 1584.Luego se dirigieron a Quito, que andaba a fundarse con el nombre de San Francisco de Quito.
Por las actas del Cabildo se puede colegir el proceso del establecimiento de los franciscanos en Quito. Luego se menciona una cruz que señalaba el lindero de un “asiento” que quedaba de “aquel cabo de señor San Francisco que es de la Cofradía”. Después de algún tiempo el Cabildo menciona la plaza de San Francisco y señala para aseo de los moradores de su contorno la barranca, que caía a la quebrada más cercana.

La capilla de Cantuña



El padre Juan de Velasco, consigna la tradición referente al indio caruña y afirma que fue su confesor quien la dejo escrita de su puño. Del padre Velasco la tomo Pedro Cevallis y la trascribió el padre Compte.
Caruña fue un hijo de Hualca, secuaz de Rumiñahui, Cuando este general de Atahuala enterró los tesoros del Inca. Para evadirlos de la codicia de los españoles.
Hualca fue uno de sus ayudantes en sepultarlos, incendiar la ciudad y huir a las montañas. Cantuña que entonces era muy joven soporto la caidad de una casa y fue abandonado creyéndolo todo. Sin embargo, sobrevivió al estrago, pero convocarlo y tan maltrecho que suscitaba la compasión de cuantos lo veian. En esta lamentable situación, le tomo a su cargo un capitán español compadecido, llamado Hernan Juarez, quien llego a prendarse de las ciudades morales que se ocultaban en el físico despreciable del pobre Canatuña, a quien enseño a leer y escribir y la doctrina cristiana.
Caruña aprovecho la fortuna para hacer limosnas y obras pías, lo que llamo la atención de muchos que sospechaban de la procedencia, hasta obligarle a comparecer ante la justicia.

Escritores y viajeros que dejaron sus impresiones sobre Quito durante el siglo XVII coincidieron en destacar la calidad del arte, la monumentalidad y riqueza de la arquitectura religiosa colonial y, al mismo tiempo, constataron la situación de pobreza y destrucción que en ese entonces se reflejo.
Apena declarada la independencia de España vino una época, conflictiva, es decir con guerras constantes e inevitables. Constantes rebeliones y hasta desastres naturales contribuyeron a agudizar la situación. Varios años llevo establecer un territorio y un orden político. Es García Moreno quien reactiva las ciencias y el conocimiento de opresiones no religiosos, entre otros
 
 

 

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